jueves, 22 de mayo de 2008

Le inflan la ceja


Catinga de la Opsia,
si no fuera por tener levantado el bimestre,
sucumbiríamos todos ante el ritual de tu dulce palidecer.
Entrópico mas sin al menos un delirio de lo percatado con anterioridad,
un ultrafino ocaso es lo que extrañamos de tu ausencia. Medieval y talentosa.
Felpuda, tetona y rancia. Pancha como albóndiga. Sana innata.
Sí...te echamos de menos, al menos...algunos de nosotros
que estuvimos tan cerca del altercado entre
el veterinario y la señora del octavo B.
Fuiste muy valiente. Eso. Lo dije.
Lo decimos todos.


No hay comentarios: